Dos ideas que te harán perder plata invirtiendo

Federico Tessore

Invertir no es un asunto sencillo. Afortunadamente cada vez más los inversores tenemos acceso a información para decidir en qué activos queremos invertir nuestro dinero, pero esto no aumenta nuestras probabilidades de éxito significativamente.

A la hora de la verdad, cuando llega el momento de decidir dónde invertir es el juicio de cada inversor lo que decide hacia dónde se decanta la balanza. Sin embargo, es precisamente en este instante cuando nuestros prejuicios e ideas preconcebidas impiden que tomemos la decisión más acertada.

Hoy te quiero hablar de dos de estas ideas, o sesgos cognitivos como dirían los especialistas en psicología inversora, un campo de investigación que ha emergido con fuerza en el mundo de las finanzas y que está atrayendo la atención de miles de especialistas y académicos de todo el mundo.

Seguro estás acostumbrado a leer en los principales medios de comunicación económicos sobre aspectos más estrictamente financieros, pero te aseguro que los asuntos relacionados con la psicología de los inversores están plenamente contrastados tanto por el mundo de los profesionales de las finanzas como por los investigadores de las universidades más prestigiosas del planeta.

Además, conocer estos sesgos antes de tomar tus decisiones de inversión te darán las claves para ganar plata invirtiendo o, al menos, para no perderla en el intento.

Lo que conoces no siempre es la mejor opción

A todos los inversores nos ocurre que cuando pensamos en comprar acciones, instintivamente buscamos en primer lugar en la bolsa local empresas que nos resulten familiares. Si estamos satisfechos con nuestro banco por ejemplo, probablemente consideraremos comprar acciones del banco. O si estamos contentos con nuestro operador de telefonía celular, pensaremos que comprar acciones de él será una buena idea de inversión.

Esto se traduce en una tendencia natural que tenemos los inversores por invertir en activos financieros de nuestro propio país, que nos resultarán más familiares que los activos extranjeros.

El motivo es que al tener un contacto y un conocimiento mayor sobre estos activos, nuestra percepción del riesgo es menor. Esta percepción errónea del riesgo está estudiada en el mundo de las finanzas, y de hecho tiene un nombre en la jerga financiera: “sesgo local”.

El problema del sesgo local consiste en que, aunque creemos que estamos asumiendo un riesgo menor, cuando compramos acciones locales lo cierto es que estamos asumiendo un riesgo mucho mayor.

Esto no sucede solo en la Argentina; en realidad sucede en cualquier parte del mundo ya que si la economía de nuestro país se fuera a pique, no solo lo sufriríamos en nuestras inversiones sino también en nuestro trabajo y en nuestro ingreso habitual.

Invertir en mercados internacionales, como por ejemplo en Wall Street, nos permite reducir este riesgo ya que si por ejemplo la Argentina sufriera una nueva crisis cambiaria o un nuevo corralito, nuestros ahorros estarían a salvo invertidos en los mercados de capitales internacionales.

Por este motivo, no deje que su percepción le engañe. Aunque su conocimiento sobre las empresas del Merval sea superior a las de la Bolsa de Nueva York, para minimizar su exposición al riesgo lo que más le conviene es invertir fuera de la Argentina.

Confiar en la rentabilidad pasada es un error

El segundo error que comenten la mayoría de los inversores es juzgar la conveniencia de una inversión según la rentabilidad que tuvo en los años anteriores.

Cuando uno no es un experto en finanzas, cuesta esfuerzo discernir qué inversiones nos resultan convenientes o no entre tantas cifras y datos. Un atajo que la mayoría de los inversores utiliza para elegir dónde invertir es apostar por aquellas inversiones que más éxito tuvieron en el pasado.

Aunque el haber tenido éxito en el pasado no es garantía de éxito en el futuro…

Y es que según un estudio del desempeño de 1.454 fondos durante 10 años elaborado por Morningstar, la firma líder mundial en análisis de fondos de inversión, aquellos fondos que lo hicieron muy bien en el pasado se suelen tener un desempeño mediocre, y los que tuvieron un resultado nefasto suelen recuperarse pasado el tiempo.

Esto es así por el principio de reversión a la media, que consiste en que las rentabilidades extremas en el corto plazo tienen tendencia a moderarse hasta converger en la media.

Lo mismo sucede con las acciones: aquellas acciones que subieron mucho tienen menores probabilidades de seguir subiendo que las que tuvieron un mal desempeño.

Fijate en el siguiente gráfico del Standard & Poor’s 500 por ejemplo…

Como podés ver, el índice estadounidense tiene una tendencia al alza definida por la línea de puntos roja. A lo largo de su historia, cuando el S&P 500 se ha separado mucho de la línea de tendencia, generalmente ha corregido su desviación, ya sea a la baja (como en el 2000 o en el 2008) o al alza (como en 1993, 2003 o 2009) hasta volver a su línea tendencial de largo plazo.

Si nos fiásemos de la regresión a la media, lo predecible sería que el índice corregirá desde los máximos actuales hasta la tendencia de largo plazo. Pero ojo, porque esta regla no es infalible. Hay acciones que durante años no dejaron de subir hasta terminar por las nubes como por ejemplo Amazon, y acciones que durante años no dejaron de bajar hasta terminar en cero, como por ejemplo Kodak.

Sin embargo, en promedio la reversión a la media sí funciona en el mundo de las inversiones y es algo que debés tener en cuenta para invertir. Por tanto, no cometas el error de pensar que solo porque una inversión funcionó bien en el pasado, vaya a seguir funcionando bien en el futuro.

Compartir: