En 1979 un refugiado vietnamita llamado David Tran llegó a Estados Unidos tras cruzar el Océano Pacífico en un carguero junto otros refugiados, que huían del régimen comunista que se impuso en su país al finalizar la Guerra de Vietnam.
En su país Tran era un especialista en elaborar una salsa picante local llamada Sriracha. Al llegar a los Estados Unidos se propuso seguir fabricando su salsa y para ello en 1980 construyó una pequeña factoría a las afueras de Los Ángeles.
Tran comenzó vendiendo sus salsas personalmente en los restaurantes de la ciudad. Muchos restauradores le aconsejaron que rebajara el picor de la salsa, pero Tran se negó a alterar la receta original.
Gracias a la convicción que tenía en su receta y al trabajo duro su salsa se hizo muy popular en California, y en los años siguientes desarrolló una red de ventas en todo el país que hicieron despegar su negocio.
En 2015 Tran dio un paso más e invirtió 40 millones de dólares en construir una factoría que le permitiera aumentar la producción y las ventas hasta los 300 millones de dólares anuales, culminando su trayectoria de refugiado a millonario.
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