Los commodities han sido uno de los activos estrella en los mercados durante los últimos meses, gracias a la recuperación económica que disparó la demanda y a los problemas logísticos que mantuvieron la producción por debajo del nivel normal.
La suba de los precios de los commodities ha sido generalizada, y de esto se benefició el petróleo, con una suba en el precio del barril WTI del 42 por ciento en lo que llevamos de año, hasta los 70 dólares por barril de crudo.
Esta suba en los precios empieza a castigar a las economías de los países importadores, y son ya muchas las voces que reclaman a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) que aumente su producción.
El último en hacer un llamamiento a la OPEP para aumentar su producción fue el presidente Joe Biden, quien en una rueda de prensa en la Casa Blanca el pasado miércoles exigió un esfuerzo a estos países por regresar a los niveles de producción anteriores a la crisis del COVID-19.
No es la primera vez que el Gobierno estadounidense mantiene un enfrentamiento con los países productores de petróleo debido al carácter estratégico de esta commodity para la primera economía del planeta.
De momento los países exportadores de petróleo se muestran reticentes a aumentar su producción ante la incertidumbre que todavía existe sobre la recuperación de la economía mundial.
Si los problemas logísticos persisten y los países productores de petróleo se resisten a aumentar su producción, podríamos ver mayores subas en el precio del petróleo, algo que beneficiaría a las empresas del rubro.
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