Durante siglos Irlanda fue uno de los países más pobres de Europa, pero esto cambió a finales del siglo pasado cuando el país redujo la tasa del impuesto de sociedades del 36 al 12,5 por ciento en 1999, la más baja de toda la Unión Europea.
Este descenso en el impuesto sobre las ganancias corporativas consiguió atraer al país a numerosas empresas internacionales que invirtieron miles de millones de dólares en el país, generando una enorme riqueza y cambiando para siempre el destino del país celta.
Gracias a estas inversiones la economía irlandesa explotó y la renta per cápita del país creció un 238%, hasta los 74.400 dólares, convirtiendo a Irlanda en uno de los países más prósperos del mundo.
A pesar del éxito de esta política económica, el resto de los países no se propusieron imitarla sino combatirla. Los países del G20 acordaron en su última reunión imponer un impuesto mínimo a las ganancias corporativas del 15 por ciento.
Con esto los grandes gobiernos pretenden impedir que pequeños países como Irlanda utilicen su política fiscal para generar riqueza para sus ciudadanos. Sin embargo, con gran valentía Irlanda avisó que no piensa aplicar el impuesto acordado por el G20.
#ArgentinaPotencia #Irlanda #Crecer #Desarrollo