Los peores temores se cumplieron, la inflación en Estados Unidos alcanzó en 2021 el 7 por ciento, su mayor nivel desde junio de 1982. Las masivas impresiones monetarias y el encarecimiento de la energía llevaron a la inflación fuera de control.
Aunque en un principio la Reserva Federal (FED) restó importancia al problema afirmando que la inflación era transitoria, la realidad finalmente se impuso y el banco central estadounidense se comprometió a iniciar la retirada de los estímulos en marzo y a subir las tasas de interés este año.
Sin embargo, esto no podría ser suficiente, y es que la última vez que la inflación alcanzó este nivel en Estados Unidos las tasas de interés se situaban en el 15 por ciento, algo actualmente inviable ante el gigantesco volumen de deuda que asumieron los estados.
Lo que los mercados temen ahora es que la suba de 0,75 por ciento que espera aplicar la FED en 2022 no sea suficiente para controlar la inflación, y que mayores intereses sean necesarios. Esto perjudica a los activos financieros, que tuvieron un gran desempeño en el país del Norte.
En los próximos meses los operadores del mercado seguirán muy de cerca las cifras de inflación en Estados Unidos, con la esperanza de que el endurecimiento de la política monetaria surta efecto y que mayores subas de tasas no sean necesarias.