El pasado miércoles el comité de directores de la Reserva Federal se reunió para determinar la política monetaria en Estados Unidos para el próximo año. Ante la amenaza de la mayor inflación en 30 años, la FED decidió actuar.
Según un comunicado del mayor banco central del planeta, a partir de enero la Reserva Federal reducirá cada mes en 30.000 millones de dólares los estímulos monetarios. El organismo inclusive proyectó tres subas de tasas de interés para el próximo año.
El objetivo de la Reserva Federal, con este cambio de rumbo en su política monetaria, es contener la inflación, que según los últimos sondeos de opinión se convirtió en una de las mayores preocupaciones para los ciudadanos estadounidenses.
La inflación se transformó en una enfermedad económica a nivel global, y es que otros países tradicionalmente poco inflacionarios como el Reino Unido, Canadá o la Unión Europea están registrando tasas superiores al 5%, cuando hace apenas un año la inflación era negativa.
El desafío que tiene la FED por delante es controlar la inflación sin provocar una crisis en las economías y los mercados globales, que hasta este momento estuvieron impulsados por los mega paquetes de ayuda de los Banco Centrales. Un fino equilibrio cerca del precipicio.