El niño adoptado que construyó una de las mayores fortunas de Argentina

Federico Tessore

En 1945 el pequeño Gregorio fue entregado en adopción a la familia Pérez Companc a los 11 años. Sus padres no lo podían mantener y su nueva familia, con mayores recursos, se comprometió a criarlo como a un hijo más.

Gregorio se destacó como un niño inteligente y al cumplir la mayoría de edad fue integrado en la gestión del negocio familiar dedicado a la explotación de recursos naturales.

Con la muerte de varios de sus hermanos adoptivos Gregorio tuvo que asumir la dirección de la compañía y durante los años 70 se expandió a varios sectores, como el petrolero, la construcción y el agropecuario.

Bajo su gestión la compañía familiar se convirtió en uno de los mayores holdings empresariales de la Argentina, con 149 empresas a principios de los años 90. Esta rápida expansión le llevó a alcanzar un patrimonio de más de mil millones de dólares.

Tras retirarse en 2010 con una de las mayores fortunas de la Argentina, Pérez Companc mantuvo un perfil bajo con escasas apariciones públicas que le llevaron a ser conocido por la prensa como el “fantasma”.

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